No poder apagar los puchos que yo había prendido.
No ir sola a los recitales.
Compartir a mis amigos.
Cagarme de calor en tu cama.
Que me hagas cagar de frío en la mía.
Que me destapes.
Que te olvides siempre de los “te amo” antes de cortar el teléfono.
Que me hagas renegar.
Que no te quedes a dormir en casa.
Que pienses que tenes más levante que yo.
Que te de bronca que me miren.
Tus celos, los míos.
Tus Amigos, Los míos.
Que me hagas engordar.
Que me toques en la calle.
Que me grites. Que te grite.
Que llore. Que te rías.
El pucho de después de comer, compartido.
Emborracharnos juntos.
La salidas a gulp.
La charla la primer noche.
El beso, la segunda.
El primer recital de Ojos Locos, juntos.
El segundo, y así terminamos.
Mendoza, Neuquén, Santa Fe, Mar del Plata, Córdoba.
Callejeros.
La familia callejera.
Filial Caballito.
Mas allá.
Callejeros o los Redondos? Callejeros sin duda.
Ahogados de Razon.
El 30 de diciembre.
Los tatuajes.
Tu sonrisa. Y esa nariz que me gusta.
Tapate el escote.
Deja de violarme.
Despertarnos juntos.
Vos. Yo.
"Ni un momento, ni la eternidad, esto va mas alla."
viernes, 23 de enero de 2009
sábado, 17 de enero de 2009
Capital, dulce Capital
Me reporto por estos pagos luego de mis cortas vacaciones y prometí contarles cómo me fue.
Pero, la realidad es que si esperan cagarse de risa de mis desventuras, vamos mal, porque, a decir verdad, evité todo tipo de problemas.
Les paso a detallar para que comprendan.
Contra el sol, me compré tres protectores. Uno de factor 30, para los primeros días, otro de factor 16, para empezar a quemarme, y el último de factor 8, para terminar de tostarme. La cosa fue que al ponerme factor 30, no me pasaban ni las balas, mucho menos los rayos UV, y cuando me quise poner el factor 16 terminé como un camarón.
Así que me cagué quemando como todos los años, y chau Pinela!
El temita de la malla se me solucionó el primer día. Tres carpas más lejos estaban parando unas cuatro modelos. Y cuando digo modelos, no me refiero a minas esqueléticas, sino a cuatro chicas con 100 de busto la menos agraciada, ni un gramo de panza y un culo que envidiaría la mismísima Luciana Salazar.
Pero no contaban con mi astucia, y como las quemaduras de tercer grado tardaron algunos días en curarse, me puse una remera muy canchera, y por las dudas no salí de la carpa, no vaya a ser cosa que las pibas fueran buena onda, me hiciera amiga, y terminara siendo “la gordita simpaticona” (la de las 5 de la mañana, diría un amigo) del grupo.
Y ahí nomás también quedó solucionado la cuestión del sol que me molesta en los ojos.
De los hombres también me olvidé dado que no había UNO solo que valiera la pena. O sea para que se dieran una idea, los más lindos del balneario eran mi primo y sus amigos, y tienen 19 años!.
Unos pocos días antes de venirme, me dí cuenta que todos los yeguos que podían interesarme, estaban en el balneario 12… el de los jugadores de fútbol.
Tarde…
Hubiera estado bueno sentirme Wanda Nara por un día, aunque dudo que me hubieran dado mucha pelota (paradójicamente), así que pasemos a otro punto.
La cuestión de los juegos playeros que me rompen bastante la paciencia…
Primero que nada, habia una canchita de fútbol, Gracias a Dios!, así que cuando salía de la carpa no tenía mucho de qué preocuparme.
Bueno, no, les mentí.
Para empezar, prácticamente fui todos los días a la pileta (sí, soy top y voy a esos balnearios con pileta, canchita de fútbol, y demás boludeces que se supone que uno no necesita en la playa, pero que como nos creemos del primer mundo, las ponemos igual), para evitar acercarme a la orilla.
Grave error. Porque para ir de la carpa a la pile tenía que pasar indefectiblemente por al lado de la cancha.
No, no ligué ningún pelotazo, pero TODOS los hombres de la playa, estaban ahí adentro metidos. Y yo preguntándome, porqué se habían dejado de usar las mallas enterizas…
Y además tengamos en cuenta que conviví con cuatro varones, de entre 7 y 21 años, que no se les ocurrió mejor idea que ponerse a jugar al rugby carpa a carpa.
Les puedo asegurar que la pelotita ovalada en la jeta duele más que la de fútbol.
Y el último detalle fue la noche marplatense.
De los diez días que estuve, salí a bailar 2 (Dos!) noches. Previamente con pedidos especiales de mis primos, amigos, hermana y demás animales.
El primer destino fue Alem, By Kaine para ser precisos, que en un momento de la noche pasó a llamarse Keivys Kaine, vaya a saber uno porqué.
Mis amigos tenían razón. REPLETO de gente. Y con lo sociable que soy yo! (inserte tonito irónico). Así que me pasé la mitad de la noche riéndome de mi primo que chupaba hombros (literalmente, aca no viene ningún tonito irónico, ni guiño guiño, ni nada que se le parezca) y puteando contra todos los hombres que creen que porque te abrazan vos les vas a dar bola. En que cabeza cabe que si viene un total desconocido te abraza y te dice “estás sola?” vos le vas a dar un beso? Ni un “hola” se merece!. Y para colmo yo con toda la espalda quemada. Pero por favor! Yo soy de las que no les gusta el levante de boliche, ni en boliche, ni el levante, ni nada!
Perdón, pero tengo que hacer una pausa para contarles lo que me acaba de pasar.
Tengo el mueble donde está la computadora recubierto por una sábana (¡!) por motivos que no voy a enumerar ahora. Esa sábana está sostenida por trofeos (¡!). y mi mamá no tuvo mejor idea que correrla para buscar algo.
Me llovieron trofeos en la cabeza, y me parece que uno, me rompió un diente.
Si, definitivamente la torpeza/ idiotez, es genética.
Volviendo, el segundo destino fue Chocolate en Constitución.
Yo era la más grande del boliche, sin exagerar. Y fui con mi hermana y mi prima.
En un momento quedé completamente sola. Pero menos mal, me encontré con mis primos, y un par de amigos, que se reían de mi, mientras me caía de sueño contra una de las columnas del lugar.
Por lo menos estaba acompañada vieron?.
Definitivamente, y lejos, el mejor plan del verano fue ir con mi papá a comprar chocolate y gaseosa, y a las 2 de la mañana ponernos a ver Todo x 2 Pesos.
Gracias Capusotto por tanta magia!
Y gracias Manolo por existir y hacerme volver con mínimo tres kilos más.
Igual no me puedo quejar. Fue bastante mejor que los veranos pasados.
Ah! Una última reflexión…
Voy a tirar a la real mierda todos los trofeos que hay en mi casa.
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