No esperen alusiones al tema de mi cumpleaños número veinti… ejem,… eh…tantos años, porque pierden el tiempo.
Y acá seguramente viene el comentario del Sr. dueño del Blog “Archivos Literarios”, diciendo que estoy hecha mierda, que aparento más edad de la que tengo, y esas cosas. Todo es una vil mentira, nadie me da más de 20 años (de aportes)
Y bueno, uno se va poniendo grande y le agarra la nostalgia.
Lo que no deja de sorprenderme es que la nuestra viene en versión 2.0.
O sea, grafiquemos: Mientras mi viejo extraña el balero, jugar en la vereda y hacer ring raje, yo extraño el ICQ. No mejor dicho, no lo extraño, pero me recuerda viejas épocas.
Mis viejos vieron el alunizaje. Yo nací sabiendo usar una computadora (no tan literal, pero más o menos), que obviamente es muchísimo más inteligente que las que había en esa nave y para colmo, con decenas de libros escritos sobre la mentira de la llegada del hombre a la luna.
Mi papá para acordarse de la marca de la bebida cola que tomaba de chico, tiene que preguntarle a todos sus amigos. A mí me basta con abrir “el cofre de los recuerdos” en Facebook, para recordar como se llamaba la conductora de “La Isla de los Wittis”. (Los estoy haciendo sentir viejos?). De todas maneras sigo sin acordarme, porque nunca me tocó (si alguien es tan amable…)
Bueno, creo que el punto se comprendió. (Perdon Pá!)
Hablando de todo un poco, mi papá me regaló, entre otras cosas, el libro “Faceboom” (J. Faerman, 2009). Estoy tratando de descifrar si quiso decirme adicta, o simplemente, pelotuda.
Es muy conocida mi “inclinación” a utilizar esa página web. Si por “inclinación” entendemos: estar desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde con el Facebook abierto, y no conforme con eso comento todas y cada una de las boludeces que publican los demás.
( Ahhh….Entonces era por eso...)
Y ya que estamos… recién estaba revisando mi facebook, como todas las mañanas. (Y las tardes y las noches.)
Más allá de ser una herramienta de comunicación y un caldo para la brutalidad (la RAE está de fiesta), tiene ciertas cosas interesantes. No voy a ahondar en tema “cara-libro”, porque no me importa. Pero hoy hubo algo que me llamó particularmente la atención: una reflexión.
Si, ya sé, muchos lo usan para poner su opinión sobre temas que a nadie le interesa. Ni el tema ni la opinión. Pero bueno… iba a otra cosa. La reflexión.
“Siempre que vas al cajero el boludo de adelante tarda mil años”. Gran Verdad.
Vamos con otra:
“Siempre que te prendes un pucho viene el bondi”. Si. Totalmente.
Otra:
“Se te cae la tostada SIEMPRE del lado del dulce” True.
Sigo?
“Vas al supermercado y el de adelante tuyo indefectiblemente abona con una tarjeta de crédito sin fondos, luego intenta pagar con un billete de cien trucho, cae la policía, descubren que es el capo mafia en el tema efedrina, y vos… querías pagar un desodorante”.
Bueno no sé si tanto, pero sí. Puede y debe pasar. Sino, seríamos aburridísimos. (Y además saldríamos en Crónica tv… aunque yo…eh…ya salí.)
Ahora pregunto yo, nadie notó que estas cosas pasan simplemente porque así es el funcionamiento del mundo, y del universo? Así se mantiene el equilibrio natural entre el buen humor y empezar a putear sin razón aparente.
A ver, desmitifiquemos: La tostada cae siempre del lado del dulce, porque le hace contrapeso. Fin del asunto. No es algo mágico, es así porque existe la gravedad.
El tema del cajero: VOS también tardás dos horas en sacar plata, revisar el ticket, tirarlo, sacar la tarjeta, guardar la plata, y salir. Pero siempre sentís que el otro tarda más, por la simple razón de que el tiempo pasa más lento cuando uno está ansioso. Es sabido. Bancatela o andate a otro cajero automático, y no le rompas las bolas al pobre cristo que está adelante tuyo.
La del supermercado es fácil: Si el de adelante quiere pagar con tarjeta de crédito, es porque tiene muchos productos, y si querés pagar un solo desodorante, por qué no te fuiste a la caja de menos de diez productos?, o sos idiota o masoquista. Jodete.
Y mi preferida (por eso la dejé para lo último): No existe prenderte el pucho y que venga el bondi. No señor. A lo sumo, durante toda la espera dudás en prendértelo o no, y cuando te decidís, ya pasó el tiempo suficiente como para que venga el próximo colectivo.
Tengo la teoría (sí, me especializo en hacer teorías pelotudas, de las cosas mas pequeñas de la vida cotidiana), de que si te prendés el cigarrillo, y te ponés en la parada, lo vas a poder fumar tranquilo. Y sino dejá de fumar y listo!
Creo que si dejáramos de pensar estas cosas todos viviríamos más tranquilos.
Y sobre todo, dejaríamos de publicarlas en el Facebook, y yo no gastaría mi valioso tiempo en intentar desestimar estas cuestiones.
miércoles, 28 de octubre de 2009
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