De vez en cuando cometemos grandes errores. Sobre todo las mujeres.
No estoy hablando de errores boludos como comprarte un jean ajustadito pensando que vas a bajar de peso y al mes se lo regalas a tu hermana menor, porque en realidad subiste dos kilos más y ya no te pasa ni por la cadera.
Hablo de errores ENORMES. Big mistakes.
De esos de los que una hora después te estás arrepintiendo.
Como esa amiga mía que tomó un poquito de más y se comió a un chino.
No porque el chino fuera feo o por discriminación pero… dejate de joder: UN CHINO te tenias que comer?
Obviamente es motivo de torturas varias, si hasta hicimos un grupo en facebook y todo!
O como ese otro amigo que osó (y no era panda) sacarse un par de fotos sugestivas con un travesti en América.
Pero decime papanata, no te diste cuenta que esas fotos en media hora (máximo) iban a subirse a la web, y tooooodo el barrio te iba a tildar de cometrabas?
Claramente, es el día de hoy que lo mantenemos alejado de los lagos de Palermo por la seguridad de su reputación y la de su novia, pobrecita.
Volviendo al tema, las minas somos especialistas en mandarnos cagadas. Y después no saber cómo solucionarlas.
Por ejemplo:
Generalmente si tenemos que elegir entre dos hombres, seguro que caeremos en las garras del peor de los dos.
Cuanto peor nos traten más nos gusta.
Eso se debe a que somos unas aneuronadas sin sentido de la ubicación (¿) que no podemos mirar más allá de nuestras propias narices.
(No es mi caso, que mi novio es el santo de la espada, que me soporta).
O si tenemos que salir una noche, de ESAS noches, donde tenemos que estar diosas, y tenemos que salir a matar, estrenás ESA remera y te das cuenta que en realidad es incomodísima.
Entonces pasas tu noche completa pendiente de que no se te caiga en bretel, se te vea el corpiño, se te levante, o se te vea la panza.
Estúpida! Por qué no te la probaste ANTES?
En mi caso, cometo grandes errores por distraída, torpe o simplemente por estúpida.
El último (motivo de este post) fue simplemente por estúpida.
La cosa es que como les conté en el post anterior, andaba (ando) en crisis conmigo misma.
Estoy sin laburo, con un mal humor que va en creciente y como consecuencia me peleo con tooodo el mundo.
No se salvó nadie.
Entonces la idea fue cambiar un poco. Y ahí vino el error.
Como alguna vez he dicho, las mujeres no deben cambiar nunca de peluquero, de yogurt y de algo más que ahora no me acuerdo.
Bueno, agrego otra: Las mujeres no deben cambiar de color de pelo. O por lo menos yo.
Si, señores de la audiencia (¿), me teñí de rubia. Otra vez.
Y no. No estoy contenta.
Nota mental: no volver a agarrármela con el pelo, la próxima vez que me pelee con mi alterego.
Despues no digan que no avise (¿)
Seria algo así, pero menos tierna
sábado, 14 de agosto de 2010
viernes, 6 de agosto de 2010
Crisis.
Esta semana tuve una de las peores peleas que puedo llegar a tener.
Porque estuve peleadísima con ella mucho tiempo, y le sabotee absolutamente todo.
Y llegó el momento de amigarnos, y de sentirnos bien, la una con la otra.
Y esta semana, otra vez sopa.
Sigue siendo la misma terca, obstinada y orgullosa de siempre.
Le expliqué mil veces que las injusticias existen, y que yo no tengo la culpa de todo lo que le pasa.
Aunque de vez en cuando, y bien a propósito, la hago trastabillar para que se despierte. Para que se sienta viva otra vez.
No pide perdón, jamás. La reina batata, dice mi mamá, si no la gana, la empata. No conoce el arrepentimiento, a menos que haya lastimado.
Y yo a veces me pregunto, si todo esto es un defecto o una virtud que no logro apreciar.
Lo tomo como un defecto y sigo.
No se reconoce culpable de nada. Siempre soy yo.
Cuando habla de más es porque yo le llené la cabeza.
Si logra algo, el mérito es solo suyo. Y bueno, también hay que reconocer que la muy guacha tiene una constancia increíble. De tan obstinada llega a la recta final, cansada, pero llega, de eso no hay duda.
Le sobran ovarios para enfrentarse conmigo y si se siente sumisa, o encerrada, llora. Con los demás, puede pelear, pero a veces elige el silencio. El silencio no es mi idioma.
Como el escorpión, si la acorralan pica. Pero es el único animal que mata por placer.
Dura como la piedra, para todo. Y eso incluye lo bueno y lo malo.
En fin.
Es una gran pelea de poderes. Donde ninguna de las dos, nunca, va a salir victoriosa.
Aprendemos de a poco a convivir.
Pero de vez en cuando pasan estas cosas, no sabemos bien porqué. Nos amamos y nos odiamos. Nos envidiamos.
Existe una sola persona que nos conoce a las dos juntas. Y nos acepta como somos. Diferentes, y juntas.
Yo, asi, gordita, malhumorada y bocona.
Ella, un poco más tímida, pero con lengua filosa.
Yo, intentando sonreír.
Ella, intentando seguir.
Yo, enamorada.
Ella, libre y loca.
Yo, estudiando.
Ella, jugando.
Yo, durmiendo.
Ella, despierta temprano para hacer mates.
Yo, escribo.
Ella, Lee.
Yo trato de entender.
Ella trata de explicar.
Es medio raro pelearte cuando sabes de antemano lo que te van a responder.
Pero de vez en cuando está bueno discutir con uno mismo.
Poner en duda absolutamente todo. Empezar de cero. Romper las estructuras y volver a generar nuevas.
Mi AlterEgo y yo estamos, otra vez, en crisis.
mmmm… Oportun-crisis.
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